viernes, 10 de julio de 2009

DE LOS POTREROS A LA LIBERTADORES

De los potreros a la Libertadores
Desde que se fundó la institución, el 16 de octubre de 1956, en el Salón Principal del Cuerpo de Bomberos, Unión San Felipe se convirtió en uno de los principales embajadores del valle de Aconcagua en el mundo, gracias a sus logros deportivos.
El club nació de la fusión de dos clubes del fútbol amateur -Tarsicio e Internacional-, impulsado por los visionarios dirigentes Tomás Martínez Valdés, José Luis Vargas Olea, Carlos Gallardo, Ismael Herrera, Juan Mira, Gustavo Bull Peterson, Luis González, Ricardo Bonilla, Juan Sabaj, René Castillo, Delfín Silva, Jorge Figueroa Miranda y Manuel Juárez Rabanales.
Dos años después de su fundación, el Uní Uní fue designado como el representante chileno en un Sudamericano de clubes de Segunda División en Perú. Al poco tiempo, el equipo unionista no demoraría en alcanzar un sitial más alto: en 1961 logró su primer ascenso a Primera División. Ocho años consecutivos llegó a estar Unión San Felipe en la División de Honor. En esa época quedarían grabados en la historia nombres ilustres como Roberto Bellomo, Julio Baldovinos, Felipe Bracamonte, Salvador Gálvez, Florindo Abaceta, René Cárdenas y muchos otros. En 1970, cuando la institución estaba sumergida en una profunda depresión deportiva -donde incluso había solamente tres jugadores en el plantel-, a un entonces joven y desconocido entrenador, Luis Santibáñez, se le encargó la difícil misión de tomar las riendas del primer equipo. Así se comenzó a forjar el glorioso plantel que haría historia en el fútbol chileno. Este puñado de futbolistas soñadores cumplió una hazaña inigualable hasta hoy, al ganar en forma consecutiva el campeonato de Ascenso y el título de Primera División, imponiendo el slogan: “De los potreros a la Libertadores”.
En la memoria colectiva de la hinchada aún están frescas las imágenes de cuando el Uní Uní se midió con los equipos peruanos (Universitario y Alianza Lima) en la Copa Libertadores de América de 1972. También es atesorado por algunos seguidores de la tricota albirroja, el empate que sostuvo el cuadro sanfelipeño contra el entonces poderoso Vasas de Hungría, en el Estadio Nacional. Después de estos años gloriosos, Unión San Felipe dejó de tener un rol preponderante en el fútbol chileno, bajando a Segunda División en 1974. Un año antes había evitado el descenso en la última fecha en desmedro de Universidad Católica. Debieron pasar ocho temporadas para que la albirroja volviera a las canchas de la División de Honor. En 1982 logró el anhelado regreso. Sin embargo, los sanfelipeños sólo alcanzarían a estar en esta categoría hasta 1986. Aquel equipo estaba plagado de jugadores con vasta experiencia, pero no fue suficiente para evitar el desastre.
Mientras algunos quemaban sus últimos cartuchos en la actividad, paralelamente, en la institución florecía una gran cantidad de figuras promisorias, como el “Manteca” González, el “Cabezón” Roco, Alejandro Bernal y Julio Tapia, entre otros.
Ellos serían los encargados de dar nuevos bríos al plantel. El buen trabajo en las series inferiores le daría grandes réditos a Unión San Felipe, ya que ascendería – con integrantes, en su mayoría, de la zona – en 1988. Pero la alegría sería breve, porque en la temporada siguiente los sanfelipeños bajaron en la polémica liguilla de Promoción, siendo desplazados por Santiago Wanderers. Durante una década, el equipo albirrojo deambularía por las canchas del ascenso, siendo las campañas de 1992 y 1999 las más inestables. En estos años, el conjunto unionista esquivó milagrosamente el descenso a Tercera División. Pero los oscuros tiempos de Segunda División tendrían un final feliz. El nuevo milenio le vino bien al club. Con nueva directiva y un grupo de jugadores “picados”, Unión San Felipe volvería a Primera División en forma gloriosa. En aquel campañón, los dirigidos de Raúl Toro no perdieron ningún partido en casa, completando al año siguiente 30 fechas invictas. Los sanfelipeños subirían en casa en Melipilla (1-1) y se coronarían en la última fecha frente a Antofagasta (1-1). Entre 2001 y 2002, los albirrojos cumplieron destacadas campañas, convirtiéndose en protagonistas de los torneos de Primera División. Las temporadas siguientes serían para el olvido. El 2005 fue un período de cambios y desencuentros: el club volvió al Ascenso y se transformó en sociedad anónima. Actualmente, la nueva administración tomó a una institución que cumple 50 años, forjando esperanzas en los más jóvenes, a través de un serio trabajo en las divisiones cadetes, para que se conviertan en el semillero del futuro de un club acostumbrado a las épicas jornadas deportivas.

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